La primera mitad mostró un espectáculo in crescendo. Diego Costa la tuvo nada más salir, pero Herrerín estuvo impecable en el uno contra uno. A partir de ahí, el Athletic buscó encerrar en su área al Atlético y castigarle con un asedio que dañase su fortaleza defensiva. No fue sencillo. Los madrileños se sienten cómodos con las líneas replegadas, disfrutan achicando espacios y especialmente afeando el partido. Raúl García, el Cebolla Rodríguez, el propio Costa… cualquier treta valía para intentar sacar de sus casillas a los leones. No lo consiguieron. Estos mantuvieron la cabeza fría en la misma manera que iban aumentando sus revoluciones futbolísticas. Aupados por una afición que una vez más demostró ser espectacular, a la que ni la lluvia frenó en sus ánimos de disfrutar de una noche mágica, el juego rojiblanco fue creciendo mientras que los colchoneros sufrían achicando balones en su área.
Pero el Athletic adolece de un claro problema: la falta de pegada. Si bien en los últimos partidos ligueros ha sumado 15 goles, cuando llegaban a tres cuartos volvían a quedarse sin ideas, los disparos lejanos eran tímidos, flojos, y los envíos desde los flancos no encontraban destinatarios. Iturraspe comenzó a comandar la nave rojiblanca. Un pase en corto, un cambio de banda, desahogar al equipo aquí y allá, ayudar a los compañeros en apuros… hizo todo y lo hizo bien. Si había un líder sobre el césped era él. Y de la mano del de Abadiños el resto de los leones encontraron los espacios que obligaron al Atlético a meterse en su área. Fue entonces cuando se vio al mejor Athletic, aún más intenso si cabe, lleno de corazón -de león-, de garra, con cabeza y sabiendo cómo hacer daños a su rival. Solo un magistral Courtois pudo frenar el 1-0 en San Mamés. Muniain, Rico, Aduriz, Susaeta, todos disponían de llegadas y ocasiones pero nadie superaba al meta belga.
Hasta que apareció Aduriz. El donostiarra había dispuesto de alguna oportunidad pero no terminó de materializarla. En un buen balón de Balenziaga saltó más que un Godín lento y que no pudo hacer nada con el tremendo impulso del ‘Zorro’. El cancerbero belga no pudo hacer nada. El 1-0 subió al marcador y las gradas por fin soltaron todo lo que llevaban dentro. La sensación era inmejorable. De hecho si se lo hubieran permitido, el Athletic hubiera alargado la primera mitad quince minutos más. Disfrutaba del balón, del buen juego, de las ocasiones y de un rival reprimido. El descanso era sin duda la peor noticia posible para el equipo local, que estaba lanzado sin frenos hacia la remontada.
Ese fue el mayor problema del Athletic. Parar mató el ritmo del partido y permitió tomar oxígeno a un Atlético que estaba tocado y casi hundido. Los colchoneros recobraron aire y salieron mejor en la reanudación. Ahí el conjunto local salió con una cara desconocida hasta el momento en los minutos previos. Blandos y perdidos, lo aprovecharon los madrileños para que Raúl García hiciera el empate, poniendo así la eliminatoria cuesta arriba. Había que hacer dos goles. A pesar de que los leones pusieron corazón y fe, les faltó cabeza. No encontraron huecos en la cerrada defensa visitante y poco a poco el tiempo se consumía. Herrera aparecía por todos lados, la banda derecha seguía percutiendo y Muniain insistía. Pero no era lo mismo. Aunque la ilusión de un posible 2-1 se mantuvo durante muchos minutos, faltaban las ocasiones y eso hizo que Valverde moviera ficha.
El error de Valverde
En una decisión bastante discutible, el técnico rojiblanco sacó del césped a Mikel Rico para introducir a Ibai, pasando Muniain al centro. Herrera retrasaba su posición y esto hacía que el Athletic contase con una mayor claridad para mover el balón, además de la calidad del de Santutxu en los centros y el golpeo. Pero no ocurrió nada de eso. De hecho el equipo bilbaíno salió perdiendo con el cambio realizado por Valverde. Sin Rico no había llegada desde segunda línea y esto hizo que la labor defensiva del Atlético fuera más sencilla de realizar. Muniain no fue diferencial por dentro, algo que necesitaba Valverde para que el cambio de mimbres funcionase. Todo esto lo vio rápido el de Viandar de la Vera, que decidió introducir en el terreno de juego a Kike Sola en sustitución de Susaeta. Más madera para la zona de remate, mucha presencia aérea…. y ningún envío largo ni buenos centros desde la banda. De hecho al navarro ni se le vio. Y con su entrada, Aduriz también desapareció. Beñat también pisó el verde pero su presencia fue testimonial, mientras que Diego Costa, en una contra tras un error de San José, puso el 1-2 y destrozó las últimas esperanzas bilbaínas.
1 – Athletic Club: Herrerín; Iraola, San José, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Rico (Ibai, min.65); Susaeta (Sola, min.72), Herrera (Beñat, min.78), Muniain; y Aduriz.
2 – Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis (Insúa, min.13); Adrián (Sosa, min.79), Gabi, Koke, Cristian Rodríguez; Raúl García y Diego Costa (Alderweireld, min.90).
Goles: 1-0, min.42: Aduriz. 1-1, min.54: Raúl García. 1-2, min.85: Diego Costa.
Árbitro: Mateu Lahoz (Colegio Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a los locales Laporte, Iraola y San José, y a los visitantes Raúl García y Koke.
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