Colombia cerró la primera fase con un pleno de victorias, tras imponerse a Japón en su tercer compromiso. La entrada de James Rodríguez en la segunda parte desatascó a los cafeteros y mandó para casa a los nipones. Espera Uruguay en octavos en lo que será un choque de altos voltajes.
Pekerman había anunciado en la previa cambios en el once. Y lo cumplió. La cara B de Colombia jugó con cierta relajación en la primera mitad, sabiendo que tampoco debía arriesgar porque Japón se jugaba muchísimo más en esta cita.
Los japoneses tuvieron el balón, pero como contra Grecia les faltó lo más importante: el gol. Por fin apareció la mejor versión de Kagawa. El del United se asoció con Honda, sin embargo, Okubo no finalizó las buenas jugadas de los Samuráis. Todo se complicó sobremanera cuando Konno derribó con claridad a Adrián Ramos dentro del área. Cuadrado no perdonó desde los once metros, con un potente disparo al centro.
La sentencia cafetera estuvo en las botas de Jackson Martínez, tras un jugadón de Ramos. Su disparo salió rozando el poste. El recital del delantero del Oporto vendría después. Antes, Japón creyó en colarse en la fiesta de octavos cuando, sobre la bocina, Okazaki empató. Honda la puso con precisión, cabeceado por el '9' japonés al fondo de las mallas.
James y Jackson, la pareja perfecta
El banquillo de Colombia se movió en el segundo acto. Carbonero y James sustituyeron a Cuadrado y Quintero y eso cambió la historia. Lo de James Rodríguez en este Mundial está siendo espectacular. El mediapunta del Mónaco lideró a los cafeteros, pero necesitaba un socio. Y ahí estaba Jackson Martínez, para rematar a Japón.
El espéctaculo de Colombia no podía tener un mejor colofón. Y este tenía que venir de las botas del MVP del partido. James hizo un auténtico golazo. Regateó a toda la defensa nipona y la picó con sutileza. Así se cerró un encuentro, en el que Mondragón tuvo sus minutos de gloria a los 43 años.
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