ESPAÑA 0-2 CHILE
(Vargas 20' Aranguez 43')
El ciclo más glorioso de la historia del fútbol español murió en un templo, en Maracaná. Allí soñaba con jugar la final y allí le volvieron a dar una patada para que saliese por la puerta de atrás del Mundial. España no merecía un final así, pero así es el maldito fútbol. Del cielo se bajó al infierno.
El campeón abdicó del trono y lo hizo con todas las de la ley. Chile jugó con nuestros nervios y España fue un flan durante toda la noche. Otra vez nada salió bien. Falló Casillas, fallaron los defensas y en ataque no metimos ni miedo. No quedó ni un pico de la estrella. Cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor.
Los chilenos nos ganaron en todo. El equipo suicida del que hablaba Arturo Vidal no nos dejó ni respirar. Fue un auténtico calvario. Chile comenzó avisando y pegó después, cuando La Roja se miraba el escudo de reojo. Manejó nuestros sentimientos y de España entera.
Al borde de un ataque de nervios
Xabi Alonso pudo marcar y Bravo puso el pecho para evitarlo. Luego el que lo sacó fue Vargas celebrando el 0-1. La Roja (la de España) volvió a descoserse por el centro y el delantero hizo daño con la aguja. Estuvo rápido y hábil para pisar área, engañar a Casillas y marcar antes de la llegada de Ramos. Era el principio de un martirio. Jamás pensamos irnos así del Mundial.
El jarro no fue de agua fría, estaba helada. España tenía congeladas las ideas y movió el balón al borde un ataque de nervios. No salían ni los pases que antes dábamos con los ojos cerrados. Ese pulso inquieto lo confirmó Casillas al borde del descanso. Alexis pegó una falta al centro y el portero cometió un gravísimo error. No sólo no atajó la pelota, sino que la mandó al corazón del área, donde esperaban los cocodrilos. Aránguiz clavó el 2-0. El otrora toro español ya estaba sentenciado.
Aunque quedase medio tiempo España estaba ya eliminada. Del Bosque metió a Koke y La Roja quiso creer, pensamos. Encerró a los chilenos y buscó el gol, aunque sin demasiada esperanza, hay que decirlo. No había nada. Busquets marró un gol cantado y Bravo despejó los últimos extertores de nuestra agonía.
El pitido final lo dijo todo. Fue una sentencia definitiva. La mejor selección de la historia cerró el peor Mundial. España eligió Brasil para pedir el relevo a voces. Fue el peor final de ciclo posible. Fue precioso mientras duró, pero todo se acaba. Y esto, señores, se ha acabado.
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